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Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Mario Alberto Juliano -
Número de respuestas: 24

Mis estimadas y estimados, en estos tiempos de reflexión les sugiero la lectura de esta columna y espero sus comentarios. Muchas gracias.

http://cosecharoja.org/amo-la-abogacia-pero-odio-los-abogados/

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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Pablo Bagalá -
Buen día. Comparto a medias. Generalizando a abogadas/dos y jueces/zas, no hay reparos. Sin embargo, considero que no sería una enorme mayoría aquéllos que están ávidos de poder, dinero o que se piensan en una clase elitista. Por lo menos es mi visión al haber trabajado para más de diez jueces (Cámara y Juzgado) y codearme con muchísimos abogados y abogadas de mi ciudad. Hay de todo y, en base a mi experiencia, en idéntica proporción.
Respecto a la diferenciación de abogados/abogadas, entiendo que lo anteriormente dicho también le es aplicable.
Por otro lado, y para finalizar, no me meto en aquél sentimiento de odio (el que comparto y del que probablemente sea parte). No obstante, tengo que poner blanco sobre negro y resaltar aquéllos abogados/das y jueces/zas que sí merecen nuestra estima. Saludos.
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Mario Alberto Juliano -
Hola Pablo. Agradezco la lectura y tu opinión. Por supuesto, el texto no es una opinión científica ni pretendo asignarle valor de verdad. Se trata de un texto provocativo como para disparar algunas ideas. Cordiales saludos
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Gabriel Fanjul Avellaneda -
Coincido parcialmente. Por un lado no todos los abogados/as son de tal forma. Por otro lado coincido en "la enfermedad del poder" y la casta creada en los jueces y también abogados (no todos obviamente), con mucha falta de humildad. Saludos dr
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Jesica Mariel Massi -
Tambien coincido de manera parcial con el articulo. Puede que si falte una formación mas de la mediación, para contrarrestar lo que es la litigacion. Creo que con el correr de los años en la profesión uno empieza aprender a mediar mas que litigar.
La mirada que yo tengo en cuanto al ejercicio de la profesión si bien en el fuero penal no es común encontrar a mujeres que se desempeñen en este fuero si vemos que en su gran mayoría son hombres los penalistas.
En cuanto a al poder judicial veo que hay una casta que cuando empezamos a indagar en seguida armamos los arboles genealógicos de empleados y funcionarios, lo cual vamos por paralelas distintas en cuanto a la visión del ejercicio de la profesión
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Guadalupe Cassarino -
Una columna que deja entrever una visión clara del manejo de los abogados/as. No tengo mucha experiencia en cuanto al ejercicio de la profesión ya que me recibí hace un año y pico, solo hago pasantía en un Juzgado de Instrucción hace un año pero pude notar ciertas actitudes y el accionar de abogados/as que litigan como así también de quienes trabajan en la justicia, quienes se supone que son aquellos que han sido elegidos para ocupar aquellos cargos en pos de una atención lo más inmediata posible para velar por los intereses de las personas que se encuentran enfrentando una situación de injusticia (en muchos casos), sea víctima o victimario. Y personalmente considero que dejan mucho que desear, o por lo menos me hacen ver que si algún día se me da la posibilidad de ejercer un cargo de tal estirpe, no me gustaría seguir con esa línea de trabajo. Muchos abogados/as dicen que odian la injusticia cuando en realidad, en su accionar diario, cometen una lista incontable de injusticias. En cuanto a la diferencia de los abogados y a las abogadas, comparto su pensamiento absolutamente. Aunque creo que falta mucho por cambiar, respecto a la perspectiva de género con la que debe trabajarse en cada ámbito.
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Maria Florencia Zuzulich -
Buenas, en principio la nota me parece interesante en como caracteriza a distintos ámbitos del mundo profesional de los y las abogadas. Creo que si bien es una profesión muy abarcativa también vienen surgiendo inserciones más diversificadas en actividades más vinculadas a consultorias juridicas, asesoramientos en clave de construcción de ciudadanía, áreas interdisciplinares, así como mediaciones, lo que colaboraria a descentrar esta visión elitista y ensimismada en el conflicto. Desde mi desconocimiento de muchas de esas áreas del campo de la abogacía, creo que desde lo que se plantea se puede ver que -contradictoriamente- es un ámbito en el que falta democracia, lo digo en clave de poder explicar con claridad las decisiones, habilitar construcciones desde el diálogo, pensar más allá de una letra escrita y enfocarse en los contextos sobre los que se interviene con las decisiones, vincular el derecho y el sistema judicial para sacarlo de su desfasaje con las necesidades de las personas que hacen uso de él como medio de organización social. También, me resulta interesante pensar que la inserción de las mujeres en el ámbito jurídico se pueda vincular a la construcción de espacios con más democracia, teniendo en cuenta que somos unas de las más perjudicadas por los sesgos de la justicia.
Si bien formo parte del mundo del Trabajo Social, me parece que está bueno poder intercambiar visiones sobre las participaciones profesionales en distintos ámbitos como forma de pensar las instituciones y sus orientaciones.

Saludos!
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Camila Ristoff -
Buen día! Interesante análisis. Tenemos en nuestras manos una poderosa herramienta, que viene siendo utilizada (al menos, en muchos casos) en forma desvinculada de la sociedad, cuando debería estar al servicio de ella. Mis inicios en el estudio del Derecho estuvieron plagados de dudas precisamente por estos estereotipos -lamentablemente reafirmados muchas veces-, que me impedían imaginarme ejerciendo una profesión individualista, conservadora y colmada de ansias de poder. Sin embargo, tuve la suerte de conocer mucha gente que, como yo, también veía en el Derecho una herramienta de transformación social y un ejercicio solidario de la profesión.
Aún así, las barreras entre la justicia y la gente son enormes. Es entendible y visible como la comunidad se siente ajena al gran aparato burocrático que hay detrás del poder judicial, y deposita así sus esperanzas en profesionales -hombres y mujeres- que, muchas veces, poco interés tienen en bajar a tierra el proceso, los escritos y ese lenguaje creado y utilizado por y para los y las operadoras del derecho -cuando debería serlo por y para la sociedad-. Todo el proceso judicial pareciera una gran comunicación entre quienes de alguna u otra forma comparten este mundo legal, excluyendo precisamente a quien debe ser el destinatario principal de este gran aparato: aquellos y aquellas que están viendo vulnerados sus derechos.
Creamos muros y luego nos hartamos e indignamos de quienes “no entienden nada”, “no hacen lo que les pedimos”, en fin, de una sociedad que muchas veces se forma en lo que al sistema judicial y derecho respecta, por medio de medios de (des)información, quienes también -como dice la nota-, tienen poco acceso a este “mundito cerrado” que hemos contribuido a crear.
Respecto al menor conservadurismo de las abogadas, es entendible producto de que hemos sido, dentro de este “mundito” -y del mundo- las relegadas durante muchos años, y lo seguimos siendo en muchos aspectos. Sin embargo, la lucha continua hasta que nadie quede afuera, porque no alcanza con la incorporación de mujeres mientras no sea en igualdad de condiciones, y no alcanza la igualdad de condiciones si simplemente nos incorporamos al “mundito”, sin pretender, también, transformar sus formas de exclusión a muchxs otrxs relegadxs.
De todas formas, asumiré una visión positiva y trabajaré codo a codo con quienes muestren este entusiasmo en derribar los estereotipos, mostrando -con hechos- otra realidad posible en lo que a abogados y abogadas respecta y en acercar la justicia a la gente, en fin, en “devolverle al pueblo lo que es del pueblo”.
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Nicolas Frascarolo -
Buen día. Comparto en gran parte lo que sostiene en su reflexión. En mi experiencia personal estuve enamorado de la carrera como idea (es lo que siempre quise estudiar y así lo hice), a pesar de transitarla rápido (en menos años), en el camino me fui dando golpes con la realidad, sobre todo por los profesores y su cerrada visión sobre todo lo que sea distinto y también por la falta de visión critica de los alumnos que con el paso del tiempo vi como mis compañeros y compañeras se fueron moldeando en esa forma de entender la abogacía que nos bajaban y que era muy distinta a la visión mucho mas idealista con la que habíamos llegado. Creo que ahí comienza el problema. Y ni hablar cuando salimos a ejercer con pocas herramientas y muchos prejuicios, eso me alejo por algunos años del ejercicio privado, acercándome mas al trabajo en el Estado y a lo publico. Ahí me volví a enamorar y a entender nuestra función social, permitiéndome conocer también a muchos abogados y abogadas que son tremendas personas y mejor profesionales.
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Verónica Aparicio -
Gracias por la reflexión, comparto muchos de sus postulados. Creo que es parte de nuestra tarea y responsabilidad, poder modificar con cada una de nuestras acciones esa concepción porque como otres compañeres manifiestan esas son generalidades y somos muches los que intentamos no sólo ejercer de otro modo la abogacía sino de construir ese mundo que soñamos (como lo haciamos a los 17 años). En estos últimos tiempos se ha ganado en darle lugar a la diversidad y pluralidad de concepciones del derecho, por lo que noto que en los distintos ámbitos donde se desempeñan los operadores juridicos (ejercicio liberal, empleades judiciales, funcionaries y magistrades, empleades publicos) ha madurado la formación en derechos humanos que indefectiblemente interpela y amplía la perspectiva privatista del derecho. Con una gran conviccion esperanzadora, les saludo
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Noelia Belen Perez -
Buen día, comparto en gran parte lo expresado en la nota. Cuando comencé la carrera, estaba fascinada...fascinación que fue decayendo, al toparme con determinados profesionales, cuyo esterotipos estaban alejados a lo que yo pretendía con mi futura profesión, tanto que hasta quería comenzar a estudiar otra carrera . Luego, comencé a trabajar en la Administración Pública, específicamente en el Poder Judicial de la provincia de Mendoza, lo que permitió conocer a abogadas y abogados, jueces y juezas, que nada tenían que ver con esa clase elitista, y que si le habían dado ese giro hacia una función social. Lo que me permitió reconciliarme con la abogacía.
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Macarena Sosa -
Buenas noches colegas.
He leído la columna y me pareció muy interesante y acertada en el tema a tratar. Me ubicó temporalmente en la materia "Resolución alternativa de conflictos" cuando la cursé en la UBA, donde precisamente estudiábamos las herramientas que tenemos al alcance para generar, a partir de un conflicto, una satisfacción medianamente equitativa de intereses entre las partes. En mi corta experiencia profesional, dentro del ámbito penal, no he advertido en la contraparte actitudes de confrontación o tendientes al pleito. Sucede que en penal (y reitero que estoy dando los primeros pasos en la profesión), quien tiene intereses distintos a los nuestros es el Estado, representado por el agente fiscal. Un fiscal que así como tiene una causa cuyo imputado defendemos, tiene cientos de causas más. Al menos en las causas que tengo hasta el momento, los fiscales se han mostrado abiertos al diálogo, no obstante previsibles en algunos requerimientos. Ahora bien, en otros fueros, por ejemplo familia, dónde se presentan audiencias para dirimir cuestiones constantemente, se evidencia aún más esa intención de confrontar, de aferrarse a una postura rígida y no escuchar una propuesta diferente a la que se pretende imponer. Creo que muchos abogados y abogadas no están criados en una lógica del diálogo, del consenso, de la empatía y el acuerdo. Por el contrario, se tiene la idea fija de que el juicio es la terminación normal de todo conflicto, se deja en manos del juez decidir quién tiene razón, quién gana y quién pierde ¿Y si ambas partes pudieran ganar? ¿No somos capaces los abogados y abogadas de acercar los intereses de nuestros clientes y alcanzar un punto medio en común que beneficie a ambos?
Por otro lado coincido en que muchos abogados y abogadas, y especialmente jueces, creen que se encuentran en un pedestal por el conocimiento que tienen. Ello es así porque sienten que tienen en sus manos la solución que puede alivianar el momento crítico de una persona, y esa persona cree que el abogado es un "Dios" que le va a solucionar la vida. El poder del conocimiento es una excelente herramienta para construir una sociedad mejor y más justa, siempre y cuando sepa utilizarse de manera adecuada. ¿Qué puede ser mejor para los abogados y abogadas que, en lugar de lograr que solo sus clientes queden satisfechos, poder contribuir en una solución pacífica que deje a ambas partes del conflicto conformes? El día que comprendamos la gran responsabilidad que conlleva nuestro conocimiento, podremos hacer aportes reales y profundos, cada uno y una desde su humilde lugar.
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Patricio Gabriel Rodriguez -
Comulgo, principalmente cuando Mario hace referencia a la cultura inculcada desde la universidad. Las casas de estudio son los lugares donde el futuro abogado debería formarse en cuestiones sociales, tolerancia, alteridad, inclusión, entre otras cuestiones que serian de mayor provecho al momento de su formación humana y profesional. Sin embargo desde sus orígenes el objetivo de la carrera de Abogado ha sido el de formar exegetas del derecho, donde se premia a los memoriosos con su capacidad de repetir conceptos y naturalezas jurídicas, sin que se provea a los alumnos de las herramientas necesarias para el ejercicio de una profesión, que no este orientada únicamente a las miserias de la confrontación, al pleito y el litigio. Bastaría analizar en los planes de estudio las materias que se imparten en la carrera y principalmente los modos de evaluación, para comprender en donde radicaría una de las cuestiones principales del ejercicio mezquino y frívolo de la profesión. Digo una de las cuestiones, porque creo que tampoco el estudiante y futuro abogado es ajeno al contexto social al que pertenece. En este punto me parece interesante tomar el concepto de Zigmunt Bauman, "sociedad de Consumo", el cual entiendo útil para comprender que el abogado es también parte integrante de esta sociedad y como tal necesita consumir para pertenecer. Por lógica propia de un sistema capitalista para consumir es necesario el dinero y así el modelo del abogado exitoso se traduce en un profesional que es capaz de hacerse de los mayores honorarios, independientemente de todo otro rol social o parámetro de éxito. Por esto, creo que la universidad y el contexto son fundamentales en la reproducción de las falencias que resalta Mario. Digo, valiendome del sociólogo francés Pierre Bourdieu, que los esquemas de percepción de los abogados (habitus) inconscientemente tienden a reproducir las condiciones previas de su generación, motivo por el cual la orientación de la formación académica , no solo objetivamente a través de los programas sino también en su faz subjetiva expresada en el rol docente, hará que el estudiante luego profesional, identifique como éxito la victoria litigante y con ello obtener dinero. En fin como suele decirse en el idioma ingles: Money Talks
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Nahuel Damian Valdez -
Hola a todxs, dejo aquí mi reflexión acerca del primer encuentro y del texto “Amo la abogacía, pero odio a los abogados. Un poco menos a las abogadas”.
De la lectura de “Amo la abogacía, pero odio a los abogados. Un poco menos a las abogadas” quiero rescatar de Juliano (2018) su señalamiento acerca de que la abogacía se debe un debate sobre “su rol en la sociedad contemporánea” y sus aportes a “la convivencia y a la paz social”. Creo que esta es una actividad que todos nosotros debemos darnos, desde nuestras posiciones/profesiones. Para no dejar de lado nuestra empatía no debemos olvidar, desde una perspectiva ética y de responsabilidad con la sociedad, para qué hacemos lo que hacemos.

Por su parte, en “La relación de los reformadores y las reformadoras con la sociedad”, hay una postura mas optimista de Juliano (2019), quien en la anterior lectura había cuestionado muchos aspectos de su profesión. El autor sostiene aquí que hay que salir de ese pesimismo que tienen muchos de los “reformadores y reformadoras”, que podemos ser nosotros mismos. Las personas comprometidas suelen tener una visión muy pesimista de la realidad. Y esto tiene consecuencias que puede influir en las nuevas generaciones y en las clases dirigentes. Sin embargo, la sociedad nos da señales de que está mucho mas madura de lo que creemos. En esto coincidió en mucho con Juliano. Hay que salir de ese pesimismo que creemos sostener por “realistas”, pensando que por nuestras experiencias tenemos mejores diagnósticos que el resto de la sociedad, cuando en realidad estamos cayendo en lugares comunes. Lo peor de todo es que estos prejuicios sobre “la gente” nos impide sostener además actitudes mas positivas que podrían empujar nuestros proyectos.
En síntesis, encontré en esta primera charla dos cuestiones con las que coincido y que personalmente creo que debo (y debemos) tener presentes: cuestionar nuestro rol dentro de la sociedad para intentar en lo posible aportar a la convivencia y la paz social; y debemos perseguir el optimismo, alejándonos de pesimismo inútiles y más cuando están basados en lugares comunes, en prejuicios.

Saludos cordiales,
Nahuel Valdez
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Maria Belen Fodde -
Hola a todos,
En cuanto a este texto en particular, debo decir que concuerdo con muchas de las afirmaciones hechas por el autor en el mismo. A mi parecer, una de las principales disyuntivas en la sociedad es la supuesta división o distinción entre el derecho y la política. La política se cuestiona por distintas razones, como la corrupción. Sin embargo, la ley es vista como algo "neutral", más pulcro. El principal problema, a mi parecer, es que la ley y su interpretación son en sí mismas acciones políticas, que impactan de manera directa en la sociedad y la calidad de vida de los ciudadanos. Hay una pretendida "neutralidad" en relación a la ley y el rol social de los abogados que a veces deja de lado el impacto que tienen en la sociedad. Desde ya, no es generalizable al 100%. Sólo una impresión...
Gracias por la discusión!
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Pilar Gomez Iriondo -
Recién ahora pude tomarme el gusto de leer la "provocativa" nota.
Más que dar a esta 'provocación' una connotación negativa, me atrevo a entenderla como una buena postura para ser críticxs con nuestra propio sistema o, por decirlo de alguna forma, 'círculo' jurídico y judicial. Esto porque muestra grandes características -generalizando grosamente- que "la gente" puede notar de nuestra profesión y que considero que totalmente deben cambiarse; como, la falta de empatía, el ejercicio de la profesión sólo como un medio para obtener poder, la falta de conexión o de entendimiento para y hacia lxs clientes, etc.
Párrafo aparte a la necesidad de empezar a observar nuestro entorno en clave feminista y con perspectiva de género, que tanto nos hace ver (como dice la nota) que, aunque se ha avanzado en esto, la mayoría de los grandes puestos y responsabilidades están ocupados por hombres, incluso en las universidades (donde puedo verlo porque aún sigo estudiando la carrera); y como, una mayor participación de las mujeres, podría tal vez dar un cambio no radical pero notable en la forma de ver o vivir algunas cuestiones y/o relaciones.
Saludos y muy buena nota!
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Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Maria Laura Questo -
En estos días de confinamiento, varias veces me desveló una idea que no podía poner en palabras. Afortunadamente, aquí la encuentro: "los abogados no podemos desentendernos de la suerte de este país...y en lo atinente al modo en que la ciudadanía dirime sus conflictos". La pandemia ha puesto en jaque nuestras convicciones y nuestro compromiso con el otro; con un otro que está acá cerca, un otro ciudadano. La importancia de la frase citada radica en que, apenas declarado el aislamiento, he visto a jueces suspender el cumplimiento de sus funciones respaldados por decretos, acordadas y resoluciones. Y así quedamos. Más de 20000 ciudadanos abandonados a nuestra suerte. Evidentemente, no hay conflicto que amerite atención y la cuestión de "respetar las guardias mínimas" no se aplica en estos casos. Confío en que pasará el mal tiempo y estoy segura de que saldremos mejores. Mientras tanto: Por supuesto que amo la abogacía pero, en estos momentos de emergencia, odio a los abogados (y bastante más a las abogadas). Saludos.
En respuesta a Mario Alberto Juliano

Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Sergio Hernán Salaverry -
Buenos días, primero me presento. Soy Sergio Salaverry, abogado, me desempeño en el Poder Judicial de la Nación y específicamente en la rama penal.
Ahora bien, yendo a lo concreto en cuanto al trabajo planteado, me permito señalar que la abogacía, al igual que todo otro conocimiento técnico que pueda receptarse, brinda especificidades sobre un saber con importante trascendencia en el desarrollo de la vida cotidiana. Y ese saber, por mas que nos cueste asimilarlo, nos da poder en tanto nos ubica en un contexto de predominancia en la relación que se construye sobre aquellos que de una u otra forma acuden a las áreas del derecho (estudios jurídicos, Poder Judicial, etc).
Lo que sucede, es que en la sociedad de hoy día, en la cual se destacan quienes resaltan valores ajenos al interés general común, predominando el individualismo, y la capacidad de "sobrevivir" sin importar lo que le sucede a quien se encuentra a nuestro lado, incide, a mi modo de ver, en que todos aquellos que ostentan un espacio de poder por mas pequeño que se sea, terminan abusando de ese conocimiento y de esa facultad que se le asigna dentro del entramado social.
Lo que quiero decir con esto, es que el problema no es exclusivo de los abogados, sino que esa avidez de poder es inherente e intrínseca a la condición humana, en especial en un país caracterizado por una deterioro social generado luego de muchos años de avizorar conductas disvaliozas para el colectivo.
Asimismo, entiendo que los excesos o malos modos que pueden incurrir los jueces o abogados en el ejercicio de su función, no reconocen diferencias por una cuestión de genero, sino que las falencias o abusos cometidos en la tarea diaria tiene más que ver con su condición humana que con una cuestión vinculada a su caracterización como hombre o mujer.
Asimismo, me permito descreer que la crisis sanitaria actual, una vez superada, logre trasmutar los sesgos referidos precedentemente, y tornen a la sociedad en una estructura solidaria y receptiva de los problemas o las inquietudes que tenga el de al lado, puesto que el desapego por el otro se ha formulado luego de años de una decadencia moral y cultural que sera difícil superar.
Por último, lo saludo y felicito desde mi humilde lugar por el aporte realizado puesto que sus lineas han permitido generar u espacio de debate en el cual, por lo general, se proyecta una reformulación que deberíamos realizar quienes desempeñamos las ciencia jurídica para brindar u servicio social certero y efectivo. Muchas gracias.
En respuesta a Mario Alberto Juliano

Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Mónica Yael Chacón Sandobal -
https://www.infobae.com/politica/2019/04/22/el-techo-de-cristal-en-la-justicia-argentina/

TECHO DE CRISTAL
Me pareció muy interesante la nota de "AMO LA ABOGACÍA, PERO ODIO A LOS ABOGADOS (UN POCO MENOS A LAS ABOGADAS)".
Coincido con el Dr. Mario Juliano cuando dice que: "los abogados tenemos una enorme vocación de poder...veo abogados poco propensos a la empatía, a ponerse en el lugar del otro y tratar de buscar soluciones a los conflictos que llegan a sus manos. La cultura inculcada desde la universidad, y hasta del estereotipo del abogado"
Soy estudiante de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Tucumán, y en lo que llevo de la carrera me cruce con profesores muy soberbios, embebidos en su vocación de poder. Se puede notar la clara diferencia entre la cultura de la facultad de hace unos años y la cultura que intenta inculcar mí facultad actual. Una facultad que el año pasado fue evaluada por la CONEAU y obligada a modificar un programa de estudio, atravesada por los Derechos Humanos, y también con un punto más humanista y social.
A mí texto lo llamé TECHO DE CRISTAL haciendo referencia a una nota periodística que una profesora de la facultad me recomendó hace unos días.
Y acá coincido con el Dr. Juliano cuando dice que "Las mujeres abogadas han tenido mucho más coraje que los abogados varones para remover estructuras y promover cambios necesarios". Porque no solo las mujeres fueron un gran motor para promover algunos cambios como la incorporación de la perspectiva de género para analizar distintas problemáticas, sino también para visibilizar ésta desigualdad que reina en la Justicia Argentina.
En la nota periodística que adjunto la responsable de la Oficina de la Mujer de la Corte, María Delia Castañares sostiene que: "el techo es una realidad a la hora del concurso para acceder a juezas, una instancia en la que intervienen los Consejos de la Magistratura y los otros dos poderes, el Ejecutivo y el Legislativo...Hay que trabajar aún mucho en revertir estereotipos y prejuicios, como el que dice que las mujeres no tenemos la misma disponibilidad horaria porque tenemos a cargo el cuidado de la familia, por ejemplo."
Está Oficina de la Mujer de la Corte está a cargo de la única ministra mujer, Elena Highton de Nolasco.
A la hora de concursar para cargos jerárquicos una mujer es cuestionada y le ponen muchas trabas relacionadas con los horarios, pero a la hora de ocupar un cargo administrativo no se le cuestiona nada, la secretaria cumple los mismos horarios que un juez y sin embargo no se le cuestiona si puede o no puede cumplirlos, y tampoco se le cuestiona si tiene o no familia a cargo.
Queda muy evidenciada la superioridad del hombre sobre la mujer, un sistema patriarcal que en algún momento tendrá que cambiar para que haya igualdad a la hora de concursar por un cargo jerárquico, se tenga en cargo la idoneidad para ocupar ese cargo y no cuestiones ajenas a la profesionalidad.
Saludos.
En respuesta a Mónica Yael Chacón Sandobal

Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Patricia Palacio -
Provocador el texto. Las profesiones que nos desempeñamos dentro de los ámbitos de ejercicio de la abogacia, notamos ciertas cuestiones de poder, de poca flexibilidad y sobre todo, de una carencia de perspectiva de genero. Todo esto, genero una constante inequidad. Ojala, cada dia pudieran cuestionarse estas cuestiones para construir una profesion que retome su esencia.
En respuesta a Mario Alberto Juliano

Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Antonela Bulacio -
Buenas noches, agradezco su reflexión, la cual comparto en gran medida. Desde mi posicion de estudiante de Derecho no tengo experiencia propia pero si concuerdo con que falta mas comunicacion de lo jueces ya que en actualidad se cuenta con las herramientas necesarias para proyectarlo. Eso evitaria que se generen falsas espectativas en los casos, pero como la gente puede no hacerlas si no existe un conocimiento de aquello. Justamente mi interes en este curso fue porque quiero informarme sobre estos temas.
Respecto a que en su observación dice que se a creado como una elite puede ser ya que aveces los fallos tampoco son lo mas justo para las personas, porque esos mismo jueces se olvidan de que con un simple fallo ponen en juego la vida de una persona y sus bienes. Desde mi postura de estudiante puedo dar tesmonio que en la facultad que conscurro crearon un Consultorio de Acceso Gratuito para poder acercarnos a las personas que no tienen acceso a la justicia y me parece un gran avance. Otra cosa que me llama la atencion es que la mayoria de la poblacion de la carcel es de bajos recursos, existe un hecho discriminatorio?
Lo saludo cordialmente.
En respuesta a Mario Alberto Juliano

Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de María Nieves Saco -
Buenas.
Me pareció un texto bastante provocador y disparador de sentidos. Felicito cordialmente a su elección de la temática y dónde es que fue publicado... Ya que "Cosecha Roja" está en la vanguardia de las temáticas de género y llevan a una reflexión al lector. Gracias Mario por su escrito.
Desde mi punto de vista, a creado una buena autocrítica y una crítica explícita al campo disciplinar de la Abogacía. Dicha profesión lleva esos matices que usted logro enunciar tan claramente...desde la vocación del poder, el " deber ser ", el ejercicio de la profesión y las idiocincracias desde la mirada de la perspectiva de género...
Voy enfatizar en esto último, ya que es algo que atraviesa fuertemente a nuestra sociedad en estos tiempos.
Si bien es cierto , como se menciona en el escrito...el abogado, varón , blanco y pudiente es quien logra sus objetivos, debemos mencionar que este estereotipo tan marcado, clasista y discriminatorio está perdiendo ese poder, ya que no sólo es una cuestión de clase, raza o género...sino la propia complejidad de los escenarios dónde se instalan esos conflictos que han llevado a la perdida de legitimidad de ese ese varón, hetero, cis, blanco... que ha perdido ese Stratus Quo ya que las realidades, las nuevas diversidades e inclusive el empoderamiento de la mujer ...han logrado desplazar esa figura .
Sin embargo no lo es suficiente en el plano de la justicia ya que aún en esta sociedad, con esta vanguardia de leyes, tratados, convenciones y protocolos de actuación en defensa de la eliminación de la Violencia hacia las mujeres... siguen existiendo fallos que legitiman esa cofradía machista patriarcal que ocultan algunos Jueces... por ejemplo a la hora de emitir una sentencia cuando ocurre un FEMICIDIO...
En mi opinión... considero que nuestro país,un país avanzado en legislación que ampare los derechos de las mujeres; sigue faltando Jueces o abogados que hagan una autocrítica o repiensen sus prácticas ....No es sólo cuestión de raza, género o profesión sino una mirada superadora desde los derechos humanos y la perspectiva de género.
En respuesta a María Nieves Saco

Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Maria Guadalupe Macedo -
Buenas tardes a todos y todas,primero agradecer por el espacio de aprendizaje e intercambio.
Para aportar a la reflexión me gustaría pensar en el rol del trabajo interdisciplinario dentro del ambiente judicial, penal y sobre todo social. Un espacio donde no se jerarquicen profesiones sobre la otra y se trabaje en torno a lo que en la actualidad se pide, la solidaridad. Me parece primordial la mira desde otras perspectivas teóricas, académicas y vivenciales ya que la complejidad de los escenarios en los que hoy vivimos ameritan que la multidisciplinariedad permita el intercambio para generar mejores y más amplias reflexiones sobre la realidad, no quedándose con el "deber ser" que se propone desde la profesión. Pensar en el ámbito de la abogacía existe un prestigio y un poder que le confiere status frente a otros profesionales lo que genera desigualdades al momento del trabajo en conjunto sumado a las cuestiones de género donde, existen gran cantidad de mujeres trabajando en estos ámbitos pero las palabras legitimadas son la de los varones mostrando cómo la justicia es patriarcal está basada en parámetros sexo genéricos donde los estereotipos de género condicionan el trabajo de las mujeres.
Reflexionando en este contexto de pandemia donde todo cambió en cuestión de horas, donde quedaron muchas cosas por hacer, los cambios deben hacerse desde la flexibilidad y el análisis de una realidad teniendo en cuenta la complejidad que requiere que va más allá de lo judicial, lo económico y lo político.
Saludos
En respuesta a Mario Alberto Juliano

Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Paula Cepeda -
Me identifico totalmente con el título de su nota.
Creo que los profesionales del derecho nos debemos un debate serio sobre nuestro rol en la sociedad y también un debate sobre las desigualdades en el ejercicio de la profesión. Tratándose de un ámbito exclusivamente masculino por mucho tiempo, las abogadas no escapamos a las estadísticas elaboradas sobre otras profesiones que reflejan la brecha salarial, el "techo de cristal" y las "escaleras rotas". Si abogamos por el respeto a los derechos humanos y la erradicación de la violencia de género sería importante que comencemos a revisar las (malas) prácticas en el ejercicio de la profesión entre colegas y en relación a nuestrxs clientes.
En respuesta a Mario Alberto Juliano

Re: Amo la abogacía, pero odio a los abogados (un poco menos a las abogadas)

de Nuna Wayta Quinteros -
Un interesante y gran análisis desde les que ejercen la profesión, pensada desde una casa de estudios que nos forma con una estructura tan asimétrica. Coincido en muchos puntos y creo que es valioso pensar una construcción de la abogacía desde nuestros lugares y tener estos espacios de debates. Por mi parte soy estudiante, pero puedo ir viendo lo que detalla está nota. Saludos!!