¡Buenos días a todos/as!
Muchas gracias Hugo Seleme por tu intervención, me resultó muy interesante el tema propuesto, en cuanto al carácter de autores que tenemos todes de nuestro propio destino y del destino incluso de otres.
Me parece sugestivo el tema de considerarnos merecedores o no de lo que tenemos y nos pasa. En este sentido, la mayoría de las veces nos creemos merecedores de lo bueno y no de lo malo, por tal motivo tratamos de encontrarle algún sentido al COVID-19, y fantaseamos con teorías conspirativas o causas sobrenaturales.
En este punto precisamente, es posible analizar lo que está pasando con las cárceles argentinas y el descontento/ queja/ reclamo que surge de algunos sectores de la población con los arrestos domiciliarios. Quienes están fuera de esa situación entienden que los privados de libertad son merecedores de estar ahí adentro, en las condiciones inhumanas en las que están y ellos, en contrapartida, son merecedores de justicia. Sin embargo, sería importante entender (a raíz de la emergencia actual) pero pensándolo para otras situaciones, que nuestras vidas también dependen de decisiones de otres, de las que no tenemos control y que hay infinitas circunstancias, respecto de las cuales no hicimos nada para merecer, que marcan nuestros destinos, para bien o para mal. No todo es blanco o negro. Si pudiéramos entender que los delitos que tanto rechazo generan (aquellos contra la propiedad por ejemplo) son producto de nuestra indiferencia, de una sociedad desigual que integramos y posiblemente a la cual contribuimos, de un sistema capitalista al que tratamos de pertenecer sin importarnos quienes quedan afuera….si pudiéramos vernos como una comunidad de autores de la calidad de vida que tienen les otres, creo que nuestra intervención sería otra.
En cuanto a convertirnos en autores del esquema estatal que se nos aplica coercitivamente y los intereses que se deben satisfacer para que ello ocurra, coincido plenamente en que la participación es un eje central para darle legitimidad a las decisiones y dejar de ser meros objetos de cuidado y obediencia. Contamos en nuestra Constitución Nacional con dos fórmulas que son muy poco utilizadas: la consulta popular y la iniciativa popular ¿Cómo esperamos ser autores de nuestro destino si nuestras opiniones no son escuchadas? ¿Acaso el reconocimiento de “autores” se limita a votar una vez cada cuatro años? Me parece que el colectivo destinatario de determinadas medidas debiera ser el primero en tener un lugar en la toma de decisiones (por ejemplo, los adultos mayores en la decisión de que pidan permiso para salir). Más allá de eso, creo que se debieran construir espacios y esquemas (quizás tomar algunos de afuera adaptándolos al contexto argentino) de deliberación y participación, comenzando por los ámbitos menos complejos, por ejemplo, un vecindario para ir educando a los ciudadanos y así, alcanzar espacios más abarcativos que impliquen decisiones más complejas.