Gracias Esteban por tu exposición! Me resultó muy interesante, tanto por el aporte teórico como por la forma en que quedaron ilustrados los conceptos. Ejemplos de punitivismo “por abajo” y “por arriba” en estos tiempos de pandemia, nos sobrarán a todos/as seguramente. Yo he visto tanto a un vecino denunciar a la policía la permanencia de una persona en situación de calle justo enfrente de nuestro edificio, como a dos agentes de la policía amenazar a una mujer con detenerla por pasear a su perro más allá de la puerta de su casa.
Me pareció también muy estimulante para intentar comprender el contexto actual a nivel nacional, la idea de “malvinización” de la pandemia; ya he escuchado a varios/as decir que “los médicos/as son los héroes de esta guerra”. Lugares emotivos sin duda, a los que se está apelando, como –en otro orden, aunque tal vez no tan lejano- el video de la A.F.A. que apunta a un lugar común para los argentinos/as: el fútbol, Maradona, el mundial del ’86…
A estos comentarios quería agregar una inquietud vinculada a la relación entre racionalidad y emocionalidad, ideas que fueron puestas en juego en la disertación. Me preguntaba si no existe cierta tendencia a dicotomizar estos términos. Entiendo que dentro de la Criminología Cultural –más no solamente- se ha procurado trascender este dualismo. Para estas latitudes, por ejemplo, podríamos tomar a Kessler cuando dice que “la razón y la pasión son nociones correlativas que se definen en forma complementaria –al igual que la relación entre representaciones y emociones- y se apartan de la antítesis entre lógica y ausencia de lógica, entre orden y desorden, transparencia y oscuridad, ley y libre albedrío” (2011:36). Me gustaría repensar esta relación entre racionalidad y emocionalidad, y muy especialmente contar con tu opinión Esteban, en tanto entiendo que es un tópico que has abordado en profundidad.