La «viveza criolla», la llamada anomia boba por Nino, es nada mas ni nada menos que el egoísmo particular en el estado más puro, y de la ignorancia más grande. Hace tiempo, me encontré con una teoria desarrollada por dos investigadores de la Universidad de Cornell, la cual, a mi entender, refleja bastante en lo particular lo que socialmente se puede entrever en esta anomia de la que hablamos.
El «efecto Dunning-Kruger» implica la falla del individuo en la percepción de sus propias limitaciones. De esta forma, las personas que carecen de ciertas destrezas en un determinado campo son más propensas a no notar esta falta de habilidad que alguien más diestro para la misma labor. En otras palabras, los mas ignorantes, confiados en su propia ignorancia, creen que no son ignorantes.
Simón Bolívar decía, que un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción, lo cual nos lleva a reflexionar hoy, en este contexto y ante esta tan frecuente costumbre argentina a rebelarse sin razón alguna ante las causas más nobles, (actualmente, ejemplos serían usar barbijo o cumplir la cuarentena), sólo por la creencia nula de tener conocimientos que en realidad no.
El cuestionamiento crítico de los pasos que de el gobierno ante cada medida, es totalmente sano y particularmente pienso que el Congreso debería volver a funcionar. Mas no encuentro motivos para rebelarse tontamente, cuestionar o incumplir las medidas que en torno a la pandemia se tomen.